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Cuando el deja vu se convierte en la realidad

  • Foto del escritor: Activados Team
    Activados Team
  • 24 abr 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 12 jun 2019

FERIA DEL LIBRO  2019


45.000 metros cuadrados, feminismo, política, debates y manifestaciones fueron el escenario de la apertura de la 45° edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.


Pareció ser un deja vu. El 27 de abril de 2018 en los diarios se leyó: “Estos son los jóvenes activistas que impidieron hablar al ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto”. Como a lo largo de más de cuatro décadas, el comienzo de una nueva edición de la Feria del Libro se anunció con mucha expectativa. Lo que nadie imaginó fue que un año después, frente al mundo de la literatura, un deja vu se volvería la realidad.


Los Bachilleratos Populares son escuelas de jóvenes y adultos creadas a partir del año 2004 en el marco de organizaciones sociales y empresas recuperadas, con el fin de garantizar la educación a aquellos expulsados por el sistema. (Crédito: FG.)

Eran las 17 hs y el mástil con la bandera de la Argentina se veía desde cualquier punto del Predio Ferial La Rural. A la izquierda, en el Pabellón Azul, se encontraban los principales stands. Gente que iba y venía, salía y entraba. Chicos, jóvenes, padres y abuelos. Algunos solos, otros acompañados. Algunos de traje y corbata, otros de uniforme. Las paradas y los libros levantados de las mesas o los estantes cambiaban. La dirección de las miradas, los stands donde frenaban y los que se pasaban por alto, los tiempos, las hojeadas y las búsquedas en cuclillas también. Pero algo llamó la atención en el stand 402, el de la librería Cúspide, cuando dos jóvenes mujeres se quedaron estáticas frente al mismo libro. El título decía: “Contra-pedagogías de la crueldad” de Rita Segato.


Alrededor de las 18 p. m., la puerta de la sala Jorge Luis Borges comenzó a llenarse de gente. Frente a la entrada principal, comenzaron a formarse dos filas ante dos puestos que decían: “Invitaciones con/sin nombre”. Todos tenían en sus manos una entrada de muchos colores, con un diseño geométrico bastante simple y sin numeración, obsequiada por algún allegado. Pero desde las filas solo resaltaba un color: el verde. El verde del pasto donde la gente se sentó a charlar, el verde de las camperas y el verde de los pañuelos en representación de la campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.



“De 45 ediciones, decir que por tercera vez consecutiva una mujer es la que abrirá la Feria del Libro, no es solo un reconocimiento para Rita, es un reconocimiento para el avance de las mujeres”, afirmó Martina López, una joven de 21 años. (Crédito: FG.)

Entre una multiplicidad de voces y posiciones, comenzó la inauguración de la Feria del Libro con una pantalla en el exterior para quienes estaban fuera de la sala. A eso de las 18:45, inició el discurso de María Teresa Carbano, presidenta de la Fundación El Libro. “Teresa presidenta”, gritó una mujer del fondo. Y un hombre contestó: “Fuera Macri”. A este le siguieron el discurso de Iolanda Batallé, directora del Instituto Ramón Llull; el de Joan Subirats, Comisionado de Cultura del Ayuntamiento, y el de Enrique Avogadro, ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Pero la tensión llegó a su clímax cuando fue el turno del ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto.


Miradas cómplices se buscaron en medio de la confusión. La apertura tuvo un objetivo: que no se volviera a repetir lo ocurrido un año atrás. Con una sala chica para mil personas y un estricto sistema de admisión, ocurrió un deja vu. En primer plano, bombos, patadas y golpes. De fondo, el discurso de Avelluto. Un grupo de jóvenes activistas interrumpió con carteles que pedían por el reconocimiento de los bachilleratos populares. “El año pasado también participé del escracho. No me importa quedar bien o mal. Me interesa que nos escuchen”, confesó Erika Ruffolo, la joven de 19 años que se paró frente a las cámaras con un cartel tapando al ministro.



Erika Ruffolo interrumpiendo el discurso del ministro Avelluto. (Crédito: FG.)


“Esto es democracia. No voy a dejar de hablar por los autoritarios”, advirtió Avelluto. Y en apenas segundos se sumaron gritos, aplausos, abucheos y silbidos. “¡Hablá del derecho de autor!, “La gente te pide que te vayas, ¡andate!”, “¡Que hable Rita!”, se escuchó. “Me molesta que hable de democracia, cuando la democracia es tener el derecho a protestar y reclamar los derechos. En realidad está pidiendo que se nos calle”, explicó Martina López de 21 años. Al girar la cabeza solo se vio gente disconforme, enojada, que decidió darle la espalda  al ministro.




Los carteles decían: "Es hora de que los reclamos de los bachis se cumplan". Mientras tanto, afuera, contra la puerta de la sala, un grupo de más de cien personas, gritaba, golpeaba, cantaba y levantaba sus pancartas. (Crédito: FG.)


“Los medios de comunicación van a manipular toda esta situación. Al final Rita con su discurso le hizo una especie de guiño a la gente que estaba afuera, pero después va a quedar la foto de ella al lado de Avelluto, abrazados, dándose un beso, y nunca van a decir lo que realmente pasó”, explicó Rocío Lago de 20 años. (Crédito: FG.)

El discurso que se escuchó y aplaudió con atención fue el de Rita Segato. A las 20:45, la sala terminó de vaciarse. Para las 21 hs, con una temperatura de 19 °C, todos cambiaron la entrada vip en mano por un panfleto del grupo de jóvenes activistas.





Florencia Garcilazo.

(011) 1530403758

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